viernes, 15 de febrero de 2013

LA PEDAGOGÍA BLANCA


Llevo un temporada terrible. Yo no sé si soy yo o son ellos o somos todos pero cada día siento que no puedo más, no doy mas de mí, me superan y no tengo más herramientas para manejar todos estos conflictos (que encima siento que ellos provocan por el mero placer de fastidiarme a mí) y que no acaben a gritos y lloros.

Cada día se monta una. Que digo una, se montan varias. Ellos, que son tres, se van turnando. Pero yo, que soy una y estoy sola con ellos prácticamente todo el día, me las tengo que comer todas. Y al final el resentimiento me asusta porque sé que no es culpa de ellos que son niños normales y sanos, sino mía, que no puedo afrontar su crianza con la madurez que requiere porque no he alcanzado esa madurez. Y para cuando la alcance, si la alcanzo, ¿será ya tarde?

Desde que nació el mayor siento que voy siguiendo un tren en marcha que nunca alcanzo. Cada paso me pilla sin la preparación intelectual y sin el estado de madurez afectivo y emocional que requiere para poder manejarlo convenientemente. El primer parto fue intervenido, la primera lactancia fue mixta, la primera pedagogía fue negra........ y el mayor va cargando con mis errores, uno a uno, porque para cuando yo aprendo ya he metido la pata con él, y muchas veces también con el segundo y con el tercero. Y es que, o yo soy dura de entendederas o esto es más difícil de lo que parece y yo he empezado desde muy abajo y ahora no llego. Es que no llego.

Se trata de saltar " a la otra orilla" pero últimamente estoy siempre en el agua. No hay manera y me ahogo. Estoy agotada.

Cuando tenía 18 años comencé una carrera universitaria para convertirme en bióloga: 5 años de licenciatura más 5 años de doctorado. Antes de considerarme capaz de ejercer como bióloga investigadora tuve que pasar un mínimo de 5 años de estudios.

Pero para convertirme en madre, una madre que cría y educa a sus hijos, no hice nada y empecé a ejercer sin la mínima preparación en una sociedad donde lo establecido deja múchísimo que desear. Dicen que a ser padres no hace falta aprender, que todo el mundo sabe. Y yo creo que depende: si estás de acuerdo con la manera en que te educaron, si no cuestionas nada, si sólo te vas a limitar a repetir en tus hijos lo que hicieron en ti, es verdad: no necesitas más.

Pero si te cuestionas las bases de lo "tradicional" de tu cultura, si crees que hay maneras mejores de hacerlo porque tus hijos no se merecen el daño que a ti te hicieron, que cambiando el paradigma de crianza puedes conseguir que ellos sean lo mejor y más felices que pueden llegar a ser, entonces sí necesitas más. Y yo quiero educar de otra manera, pero no sé hacerlo y al intentar cambiar el paradigma fracaso. Me caigo al agua. No sé como hacerlo. Simplemente es eso.

Por lo tanto necesito aprender como convertir estos deseos teóricos en una realidad diaria en la que cada segundo mi relación con ellos pone en jaque esta filosofía. Y es que no tengo herramientas para realizar el cambio ya que no sé, no conozco, no tengo ni datos ni ejemplos. A nosotros no nos educaron así. Entonces ¿Donde obtengo la información para actuar acorde a estos principios? ¿Como puedo aplicarlos en la vida diaria cada vez que mis hijos deciden que no quieren hacer lo que tienen que hacer, lo que yo necesito que hagan, o deciden hacer algo que les pone en peligro o que no es conveniente para ellos?

¿Como educarlos sin violencia, castigos, imposiciones cuando se declara un conflicto entre lo que ellos quieren y lo que tu quieres o consideras que debe ser? ¿Como no aplastar su personalidad, creatividad, libertad, iniciativa, al intentar que se ajusten a lo que yo considero que son unas normas imprescindibles para la vida familiar y social?

Mi hijo mayor va creciendo y, aunque todavía está lejos de la adolescencia, ya le siento mucho más allá del límite de mis capacidades para educarlo como quiero hacerlo. En el día a día se pone de manifiesto mi absoluta ignorancia sobre muchos aspectos de la evolución y crecimiento de mis hijos, de sus capacidades y posibilidades como seres humanos en desarrollo. Esto me pone en la peligrosa situación de estar una y otra vez recurriendo a lo que no quiero recurrir pero que es lo único que conozco: la pedagogía negra. Y es que, como he dicho, es lo único que conozco a fondo porque es lo único que se aplicó en nuestra generación y que todavía, desgraciadamente, se aplica mayoritariamente en la actualidad. Desde la propia familia hasta el personal de enseñanza del colegio, es casi imposible recibir el apoyo y la información necesarias para hacer las cosas como quiero hacerlas.

Y entonces Mireia Long me ha puesto al alcance de la mano una herramienta extraordinaria. Ella y su colaboradora Azucena Caballero han organizado un curso donde enseñarán exactamente lo que yo necesito aprender:




"...con la Pedagogía Blanca nosotras y nuestro equipo de expertos vamos a ayudarles a desarrollar herramientas y estrategias fundamentadas en el respeto al niño y a sus procesos naturales."


Ayer hicieron pública su web y aquí me tenéis, haciendo números y cavilando. De entrada parece bastante dinero, pero considerando que es un año de enseñanza y a todos los profesionales implicados no es tanto. Así que estoy pensando en apuntarme. Será una inversión que hago por mis hijos y por mi misma. Porque necesito ayuda, yo sola no puedo, y estoy cansada de no llegar nunca a coger el tren y de que mi hijo mayor pague una y otra vez por mis errores. Tal vez ahora tenga la oportunidad de dar un salto enorme para ponerme a la altura de mis expectativas y de lo que ellos necesitan de mí. Al menos en lo que se refiere a la parte intelectual. La parte de madurez afectiva y emocional tendrá que seguir su ritmo, pero esta ayuda en forma de conocimiento, formación e información supondrá una base importante desde la cual afianzar mi salto a la otra orilla, estoy segura.