viernes, 3 de julio de 2015

LACTANCIA MATERNA: ESA GRAN DESCONOCIDA

Ella aparta los ojos de la pantalla y me mira sonriente.

"¿Cómo es que vienes a visitarme?"

Estoy en el Brust-zentrum de Zürich, un centro sanitario dedicado exclusivamente a los pechos, (mayoritariamente femeninos, imagino, aunque sé que el cáncer de mama no es exclusivo de las mujeres). La doctora es una gran especialista en las mamas. Si ahí tengo algo, estoy en las mejores manos para identificarlo. Ya es mi tercera visita y en este caso vengo sólo a revisión.

"Fui a hacerme una revisión ginecológica rutinaria y mi médico me recomendó que, dada mi edad y que hace dos meses desteté definitivamente al pequeño, sería conveniente hacer una ecografía. En mi última visita usted también me comentó que volviera cuando hubiera destetado".

Levanta ligeramente una ceja y vuelve la mirada de nuevo a la pantalla. Noto que algo no le encaja y casi puedo leer sus pensamientos. Vuelve a mirarme sonriendo. Yo intento mantenerme seria, pero me estoy divirtiendo de lo lindo; tanto que hasta se me han ido los nervios hipocondriacos por lo que pueda ver en la eco.

"¿Cuantos hijos tienes?"

En mi ficha salen mis tres hijos con sus fechas de nacimiento y estoy segura de que ella la tiene abierta delante de sus ojos. Le confirmo:

"tres"

Ella lucha por controlar su expresión de perplejidad. Estoy segura de que si estuviera frente a una profesional española no estaríamos dando tantas vueltas, pero Suiza es el reino de la diplomacia.

"Pero, ¡¿El pequeño es del 2009?!"

"Exacto. Le he amamantado 6 años".

¡Ya está dicho! Ella suspira. No va a decir nada más, aunque su expresión, su sorpresa y esta redondeada conversación ya me lo han dicho todo. Me invita a pasar a la sala de ecografias y no volvemos a tratar el tema. 

En mi pecho todo bien, y yo me relajo, al menos hasta dentro de 3 años, cuando me recomienda volver para, esta vez sí, hacer también una mamografía. 

Pero de vuelta a casa no puedo dejar de pensar en esta conversación que me demuestra que las madres que damos el pecho hasta el destete espontáneo seguimos siendo excepcionales. Y mucho. Si una doctora especialista en la mama se sorprende cuando tiene delante a una mujer que ha amamantado 6 años a uno de sus hijos, es que somos MUY raras. 

Al moverme entre los círculos de madres de la Liga de la Leche posiblemente haya estado teniendo una visión un tanto distorsionada de la realidad, porque había llegado a creer que éramos un grupo ya significativo. Ahora lo dudo. Una de dos: o estas madres no se hacen ecografías preventivas en el Brust-Zentrum -algo que dudo porque es el centro especializado más importante de Zürich- o realmente somos como agujas en un pajar. 

Con todas estas reflexiones me quedé con las ganas de hacerle algunas preguntas sobre números: ¿A cuántas mujeres les examinas los pechos al año?, de éstas ¿Cuántas están amamantando?, y de éstas que están amamantando, ¿Cuántas llegan a los dos años (como recomienda la OMS)? y ¿Cuántas llegan al destete espontáneo?

A lo mejor a esta última pregunta me hubiera dicho : Una, tú.

Me siento un poco decepcionada. Siento un gran respeto por esta profesional y sé que es brillante pero, precisamente por eso, me duele su sorpresa, como hace cuatro años me dolió su consejo ante mis mastitis recurrentes: desteta. 

Al mirar la página web del Brust-Zentrum veo que la palabra "lactancia" (Stillen, en alemán) no aparece por ningún lado. Y es una clínica ESPECIALIZADA ÚNICAMENTE en las glándulas mamarias. 

Es evidente, la situación se describe a sí misma: La lactancia materna sigue siendo un tema marginal entre los profesionales encargados de tratar las patologías de las mamas. Una situación absolutamente surrealista que muestra hasta que punto nuestras mamas han perdido su verdadera y principal función en nuestra cultura occidental industrializada. 

Un fenómeno que están pagando nuestros hijos, nosotras mismas y la sociedad entera. Tal vez, el día en que la lactancia recupere el protagonismo que se merece, centros como el Brust-Zenter de Zürich observen un importante descenso en el número de cánceres que diagnostican. Y esa sólo sería la punta del iceberg.