lunes, 15 de febrero de 2016

MÉTODO ESTIVILL. NO SE TRATA DE DEJARLE LLORAR.

Es cierto. No se trata de dejarle llorar más o menos, o no dejarle llorar en absoluto. Hasta ahora, como a la mayoría de padres, lo que más me llamaba la atención del famoso Método Estivill era que el bebé podía llorar uno, dos, diez o veinte minutos. Y eso era lo que más criticaba.

Pero hace unas semanas mi percepción cambió totalmente. Fue al preparar mi defensa del trabajo fin de máster sobre Investigación Social de la Comunicación Científica en la que se me ocurrió recurrir a un vídeo que corre por You Tube sobre dicho método para explicarle al tribunal en qué consiste el método en cuentión.

El vídeo es el siguiente:



Cada vez que veía el vídeo me daba cuenta de que había algo que me estaba molestando tanto o más que el evidente dolor de la criatura, pero necesité un tiempo para identificarlo totalmente. Y entonces entendí hasta que punto, como ya dijo en su día mi querida Irene en su excelente artículo "Adiestrando Padres", el Método Estivill no trata de adiestrar niños sino en adiestrar padres. Porque en este vídeo queda clarísimo: el adiestrado es el padre.

¿Y como se adiestra a los padres? Primero hay un trabajo previo en el que el experto convence a los padres de la necesidad de aplicar el método. Después, ya en acción, se obliga al progenitor a concentrarse en una serie de normas que deben seguir, lo que provoca una desconexión con su hijo y la consiguiente desincronización entre ambos. Fijaros en el vídeo. Fijaros como Estivill, cual Voldemort con su varita mágica, va detrás del padre diciéndole  ordenándole, de hecho lo que debe decir exactamente. Parece que le haya mandando un Maleficio Imperus. Así el padre tiene tanto trabajo concentrándose en las palabras del experto que desconecta, literalmente, del llanto de su hijo. Bastante tiene él con seguir tantas instrucciones. Y así, el cerebro emocional, ese que le grita que su hijo sufre y que, por favor, lo atienda queda supeditado al entrenamiento al que está siendo sometido el cerebro racional el cual obedece, cual soldado, las órdenes de este "experto" porque "él sabe mejor que yo lo que tengo que hacer porque habla en nombre de la ciencia". En el día a día, fuera de las cámaras de televisión y la presencia real del "experto" el papel de lanzador del maleficio lo realiza el libro o la aplicación para móviles que obliga a los padres a centrarse en un texto y en un reloj, distracción que permite así la absoluta desconexión emocional entre padres e hijos.

Una estrategia digna de las más avanzadas artes oscuras, no cabe la menor duda. Desde luego el Voldemort de Harry Potter debería enfrentarse a algunos de nuestros Mugglies. Seguro que no les supera en capacidad de manipular y supeditar voluntades.

No descubro nada nuevo. De hecho la primera fase de este tipo de técnicas de adiestramiento es siempre la "educación" de los padres. Por eso se llaman Técnicas cognitivo Conductuales. A día de hoy ya hay investigaciones que demuestran muy claramente que esta desconexión se produce. Y que este fenómeno tiene efectos nocivos para el establecimiento de la relación de apego y el correcto desarrollo de los niños también está demostrado.

Así que es cierto, el Método Estivill no consiste, principalmente, en hacer, o dejar, llorar al niño. No. Consiste en que los padres desconecten de las necesidades de su hijo para imponer una conducta que viene desde fuera. Las razones de por qué estamos dispuestos a hacerlo ya han sido analizadas en otras ocasiones (1, 2, 3). Pero es importante que seamos conscientes de este hecho.