miércoles, 23 de noviembre de 2016

EL BEBÉ QUE NO PODÍA LLORAR....... Y LOS PADRES QUE NO PODÍAN DORMIR


El sábado 12 de Noviembre tuve el inmenso placer de participar en un seminario de lactancia materna y sueño infantil con mi querida Rafi Lopez, de Dormir sin Llorar, organizado por mi también querida Isabel Fernandez de Castillo, de Terra Mater. Fue una jornada en la que tuvimos el placer de disfrutar de la compañía de diversas profesionales de la salud infantil, entre las que se encontraban pediatras, matronas, enfermeras y psicólogas además de madres y futuras madres, y un futuro padre, con los cuales se estableció una enriquecedora dinámica de debate y puesta en común de conocimientos. 

Pero lo que os quiero traer aquí es una anécdota que compartió conmigo en un "aparte" una de las pediatras presentes, Lupe. Una anécdota que me pareció preciosa y reflejo de una realidad que muy pocos padres sabemos entender correctamente. 

En una ocasión Lupe asistió a un bebé que había nacido con un pequeño defecto en las cuerdas vocales que no le permitía emitir ningún sonido, y mucho menos llorar. Así, cuando lloraba, su boquita permanecía en silencio aunque su carita hacía las muecas típicas de un bebé llorando. De hecho, nada más nacer, al ver sus muecas pensaron que estaba ahogándose, hasta que se dieron cuenta de que en realidad lloraba en silencio. 

Por suerte este defecto era operable, y a las pocas semanas una intervención quirúrgica liberaba las cuerdas vocales del bebé y le permitía llorar y emitir sonidos con normalidad. Pero lo interesante de esta historia se produjo en el momento en que los padres traían al bebé para operarle. Según le contaron a Lupe, estaban exhaustos. Llevaban 5 semanas durmiendo por turnos ya que les daba muchísimo miedo quedarse dormidos, y que su hijo llorara y no pudiera despertarles. Así que siempre permanecía uno de guardia mirando al bebé.

Estaban impacientes por tener un bebé que PUDIERA LLORAR porque eso LES PERMITIRÍA DORMIR.

Impresionante ¿no? Yo al menos nunca vi esta realidad desde esta perspectiva y, como la gran mayoría de la gente (excepto lo que tienen bebes como el de la historia, supongo), pensaba que el llanto de mi bebé era lo que no me dejaba dormir.

Pero no. De hecho GRACIAS a que mis bebés lloraban, y podían llorar cuando me necesitaban,YO PODÍA DORMIR.

Ahí queda eso. Ahora todos a reflexionar sobre las consecuencias de enseñar a los bebés a no llorar cuando nos necesitan. 

¿De verdad que tras un entrenamiento así vais a dormir tranquilos?